CONSERVACIÓN DE ALIMENTOS

CONSERVACIÓN DE LOS HUEVOS DURANTE MÁS DE UN AÑO

Póngase los huevos en una cubeta y échese en ella agua fría muy cargada de cal viva y una buena cantidad de sal común. Si se añade al líquido 300 gramos de crémor tártaro, será mucho mejor. Es preciso tener la cubeta o barril en un lugar templado.
CONSERVACIÓN DE LA CARNE.

La carne se conserva perfectamente en el verano, guardándola cubierta con una capa de harina o salvado.
CONSERVACIÓN DEL PESCADO Y TOCINO.

Se envuelve el pescado en un trapo bien apretado y se entierra en polvo de carbón. Por este medio se conserva bien la carne. El tocino se conserva envuelto en heno freso.
PARA CONSERVAR LAS OSTRAS DURANTE UN AÑO.

Abiertas las conchas, se les quita el líquido y se colocan en una caldera, que se aproxima al fuego para que pierdan el resto del agua; luego se ponen una por una sobre zarzos y se ahúman, como se hace con el jamón y los arenques; cuando se enfrían se colocan en un lugar seco. Para comerlas, se ponen en remojo hasta que pierdan el olor a humo
CONSERVACIÓN DE LA CAZA.

Se coge la pieza de caza que se quiere conservar y se la entierra en un montón de trigo, cebada, centeno o cualquier otro cereal.
PARA CONSERVAR LAS CRIADILLAS DE TIERRA.

Se conservan de un modo perfecto lavándolas primeramente con agua y vino y metiéndolas después en vinagre puro. Antes de comerlas será conveniente que estén en agua durante algunas horas a fin de quitarles la acidez que haya podido comunicarles el vinagre.
CONSERVACIÓN DE LAS PERAS Y MANZANAS.

Para conservar dichos frutos se escoge un sitio seco(nunca desvanes ni cuevas) y se coloca en el suelo una capa de diez centímetros de espesor de paja de centeno; sobre ésta se arregla un lecho de frutos, que también tendrá un espesor de diez centímetros y que debe polvorearse con yeso; se añade después otra capa de paja de centeno y otra de frutas que también se cubre con yeso, construyendo de esa forma cinco o seis lechos de paja y otros tantos de frutos que se quieran conservar.
CONSERVACIÓN DE LAS PATATAS.

El procedimiento anterior sirve así mismo, para la conservación de las patatas; con él se consigue que dichos tubérculos conserven sus frescura e impide saquen vástagos blancos que tanto perjudican a su calidad nutritiva, haciéndola, al mismo tiempo, inútiles para la plantación
CONSERVACIÓN DE LOS TOMATES.

Se eligen los tomates bien sazonados y sanos, y se secan cuidadosamente, colocándolos después en una vasija de cuello largo, en la cual se vierte un líquido compuesto de ocho partes de agua, una de buen vinagre y otra de sal común. Se recubre este líquido con una capa de aceite puro de oliva y se guarda la conserva en un lugar caliente.
PARA CONSERVAR LAS NARANJAS Y LOS LIMONES.

En una cubeta bien limpia se pone una capa de arena muy fina, previamente secada al fuego. Sobre esta capa se colocan los frutos con el rabo hacía abajo y de modo que no se toquen. Se cubren con otra capa de arena de unos dos centímetros y se coloca la cubeta en un lugar que le dé aire.
CONSERVACIÓN DEL TRIGO.

Basta esparcir sobre el trigo hojas de yerzo, de boj o flores de cánamo. También da buenos resultados colocar en los graneros, manojos de heno fresco, renovándolos cada cuatro o cinco meses.
CONSERVACIÓN DE LOS VINOS.

El ácido salicílico es uno de los enérgicos antipútridos que se conocen; siéndolo en virtud de su especialísima influencia para detener todo movimiento de fermentación. Un decigramo de este agente por litro de vino es la cantidad suficiente para impedir que se verifique la fermentación acética o avinagramiento del precioso caldo.
En esta cantidad, y aunque fuera doble, el ácido salicílico no puede hace daño alguno a las personas que beba el vino así preparado. Por otra parte, no quita al vino nada de su color, olor ni sabor.
CONSERVACIÓN DEL VINAGRE.

Los vinagres se conservan muy bien en barriles, pero sucede con frecuencia que los vinagres débiles se enturbian en verano, sobre todo cuando están expuestos a una alta temperatura; entonces es cuando se forman en él millones de anguilillas que lo echan a perder. En este caso, para aprovechar el vinagre, es necesario calentarlo hasta la ebullición y filtrarlo después.
Esta operación restituye el vinagre a su primitivo estado, dejándolo en las buenas condiciones que tenía antes de su descomposición.
CONSERVACIÓN DE LA LECHE.

Durante el verano se puede conservar la leche durante muchos días, añadiéndole por cada litro, un gramo de ácido bórico.
La presencia de este ácido no altera poco o mucho la cualidad de la leche ni la hace perjudicial a la salud.
PARA QUITAR EL SABOR RANCIO DE LA MANTECA.

Se echan doce o trece gotas de cloruro de cal por cada 400 gramos de manteca, y se bate perfectamente con una cantidad suficiente de agua para cubrirla; se deja reposar un par de horas y, renovando el agua, se bate de nuevo.
Por este procedimiento queda dulce y fresca la manteca rancia.
si se quiere darle el color amarillo que suele tener la manteca de vaca, no hay màs que batirla con agua limpia ligeramente teñida con azafrán.
PARA IMPEDIR QUE SE ENRANCIE EL ACEITE.

Esto sucede cuando está en contacto con el aire. Es una precaución excelente la de echar un poco de coñac de superior calidad en la vasija que contiene el aceite. La capa que forma este licor, impide que se produzca el enranciamiento.
PARA QUITAR LA ACIDEZ DEL VINO QUE SE VUELVE AGRIO.

Para cada cien litros de vino agrio, se tuesta un vaso de trigo, como se hace para el café. Se mete en un saquito de tela que pueda entrar fácilmente por la apertura del tonel o tinaja, y se introduce caliente en el vino, sosteniéndole por medio de un bramante. Se agita el tonel, y después se deja en reposo durante dos horas. Luego se saca el saquito del trigo tostado y el vino queda listo, completamente libre de su acidez.
COCIMIENTO QUE ABLANDA LAS LEGUMBRES.

El bicarbonato de sosa, cuyo sabor es mucho menos pronunciado que la sal común, corrige perfectamente el defecto de las legumbres que resisten a ablandarse, sin comunicarles olor ni sabor alguno.